sábado, 6 de septiembre de 2014

Egoísmo

Aviso: Los libros aquí transcriptos y los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia original “Reading Eclipse” a Choices HP, yo solo la traduzco, todo esto es sin ánimos de lucro, solo por mero entretenimiento.



Traducido por: Maryfer VC

Corregido por: Cary0605
Egoísmo," leyó Carlisle.

"Me pregunto quién va a ser aquí el egoísta," dijo Emmett.
Edward me llevó a casa en brazos, ya que supuso que no iba a ser capaz de aguantar el viaje de vuelta agarrada a su espalda. Debo haberme quedado dormida en el camino.
Al despertar, me encontraba en mi cama. Una luz mortecina entraba por las ventanas en un ángulo extraño, casi como si estuviera atardeciendo.
"Supongo que es porque está atardeciendo" Emmett rió por lo bajo.
 Bostecé y me estiré. Le busqué a tientas en la cama, pero mis dedos sólo encontraron las sábanas vacías.
— ¿Edward? —musité.
Seguí palpando y esta vez encontré algo frío y suave. Era su mano.
— ¿Ahora sí estás despierta de verdad? —murmuró.
Edward se rió de eso. "Debe ser difícil saber algunas veces ya que ella habla en sueños."
—Aja —asentí con un suspiro—. ¿He dado muchas falsas alarmas?
—Has estado muy inquieta, y no has parado de hablar en todo el día.
— ¿En todo el día?—pestañeé y volví a mirar hacia las ventanas.
—Ha sido una noche muy larga —repuso en tono tranquilizador—. Te has ganado un día entero en la cama.
Me incorporé. La cabeza me daba vueltas. La luz que entraba por la ventana venía del oeste.
-— ¡Guau!
— ¿Tienes hambre? —me preguntó—. ¿Quieres desayunar en la cama?
—Me voy a levantar —dije con un gruñido, y volví a desperezarme—. Necesito ponerme en pie y moverme un poco.
Me llevó a la cocina de la mano sin quitarme el ojo de encima, como si temiera que fuera a caerme. O a lo mejor creía que andaba como sonámbula.
"No creo que sea eso," dijo Edward. "Estoy seguro de que podríamos saber a estas alturas si ella es sonámbula”
No me compliqué, y metí un par de rebanadas en la tostadora. Al hacerlo, me vi reflejada en la superficie cromada del aparato.
— ¡Uf! Vaya pinta que tengo.
"No es importante." Edward rodó los ojos.
"Supongo que no... considerando que siempre la vez así de todas formas," dijo Alice.
"Siempre es importante," respondió Rosalie.
—Ha sido una noche muy larga —volvió a decirme—. Deberías haberte quedado aquí durmiendo.
—Sí, claro. Y perdérmelo todo. Tienes que empezar a aceptar el hecho de que ahora formo parte de la familia.
Edward sonrió ampliamente a eso- junto con el resto de su familia, pero su sonrisa fue la más grande.
Edward sonrió.
—Puede que me acostumbre a la idea.
Me senté a desayunar y él se puso a mi lado. Al levantar la tostada para darle el primer bocado, me di cuenta de que Edward estaba observando mi mano. Al mirarla, vi que todavía llevaba puesto el regalo que Jacob me había dado en la fiesta.
Edward frunció el ceño ante ese pensamiento.
—¿Puedo? —preguntó, señalando el pequeño lobo de madera.
Engullí haciendo bastante ruido.
—Claro.
Puso la mano bajo la pulsera y sostuvo el dije sobre la pálida piel de su palma abierta. Por un instante me dio miedo, ya que la menor presión de sus dedos podía convertirla en astillas.
"Yo nunca haría eso," dijo Edward.
"Si, no importa lo mucho que odies al cachorro y desearas poder hacerlo," rió Emmett.
"Edward tiene mejores modales que eso," dijo Esme.
"Lo cual, Estoy segura va a ser el próximo pensamiento de Bella," sonrió Alice
No, él no haría algo así. Me sentí avergonzada sólo de pensarlo.
“Ven” Alice asintió hacia el libro.
Edward sopesó el lobo en la mano unos segundos y luego lo dejó caer. La figurilla se quedó colgando de mi muñeca con un leve balanceo.
Traté de leer su mirada. Su expresión era seria y pensativa; todo lo demás lo mantenía oculto, si es que había algo más.
"¿Qué estas escondiendo?" preguntó Emmett, pero viendo los ojos de su hermano parecían responder esa pregunta por él. Edward se veía preocupado, triste y un poco enojado, todo al mismo tiempo.
—Así que Jacob Black puede hacerte regalos.
No era una pregunta ni una acusación, sólo la constatación de un hecho. Pero sabía que se refería a mi último cumpleaños y a cómo me había empeñado en que no quería regalos, y menos aún de Edward. No era un comportamiento del todo lógico, y además nadie me había hecho caso.
—Tú me has hecho regalos —le recordé—. Sabes que me gustan los objetos hechos a mano.
“Si, A ella realmente pareció gustar ese CD que hiciste para ella,” dijo Esme, dejando fuera la parte en donde él lo tomo de vuelta unos días después en su necesidad de no dejar rastros de él mismo cuándo se fue.
Edward frunció los labios.
— ¿Y qué pasa con los objetos usados? ¿Puedes aceptarlos?
"¿Objetos usados?" preguntó Alice arqueando la ceja. "¿Entonces vas a darle algo de tu madre?
“Eso parece” Edward sonrió “Esta puede ser una excepción a su estricta regla de ‘no darle regalos’”
“Eso suena como algo que te mueres por hacer” Alice se rió de él, Pero no estoy segura de cuánto tiempo durará cuando ella vea lo lindas que son las cosas de tu madre.
“Como sea,” Edward se encogió de hombros despreocupadamente, como si estuviera respondiendo a su último comentario en voz alta, pero realmente era la respuesta a sus pensamientos
— ¿A qué te refieres?
—Este brazalete... —trazó un círculo con el dedo alrededor de mi muñeca—. ¿Piensas llevarlo puesto mucho tiempo?
Me encogí de hombros.
—Es porque no quieres herir sus sentimientos, ¿no? —insinuó con perspicacia.
Edward volvió a fruncir el ceño.
—Supongo que no.
—Entonces —me preguntó, observando mi mano mientras hablaba; me la puso boca arriba y recorrió con el dedo las venas de mi muñeca—, ¿no crees que sería justo que yo también tuviera una pequeña representación?
—¿Una representación?
—Un amuleto, algo que te recuerde a mí.
“Ella no necesita un amuleto para recordarte” Esme le sonrió “Te lleva en su corazón”.
—Tú estás siempre en mis pensamientos. No necesito recordatorios.
Esme sonrió con suficiencia, algo raro en ella.
—Si yo te diera algo, ¿lo llevarías? —insistió.
—¿Algo usado? —aventuré.
—Sí, algo que yo haya llevado puesto una temporada —dijo, poniendo su sonrisa angelical.
Pensé que si ésa era su única reacción al regalo de Jacob, la aceptaba de buen grado.
—Lo que tú quieras.
—¿Te has dado cuenta de la injusticia? —me preguntó, cambiando a un tono acusador—. Porque yo sí, desde luego.
—¿Qué injusticia?
Edward rodo los ojos “Para algunas cosas es tan perspicaz y para otras…”
Edward entrecerró los ojos.
—Todo el mundo puede regalarte cosas, menos yo. Me habría encantado hacerte un regalo de graduación, pero no lo hice, porque sabía que te molestaría más que si te lo hacía cualquier otra persona. Es injusto. ¿Cómo me explicas eso?
Edward estaba enfrentando esto y se veía que realmente quería una respuesta.
—Es fácil —dije, encogiéndome de hombros—. Para mí, tú eres más importante que nadie en el mundo, y el regalo que me has entregado eres tú mismo.
“Pero me has dado a ti misma” suspiró Edward, “y tú eres mucho más…”
“Creo que eso te hace igual a ella,” Esme lo interrumpió de decir algo sobre que el mismo no era lo suficiente bueno.
“Wow mamá, te debe gustar mucho Bella para decir eso,” Emmett se rió “Todos sabemos que Edward es tu favorito”
Tanto Esme como Edward se miraron un poco avergonzados por ese comentario, pero sonrieron al mismo tiempo.
“¿Saben que es lo peor?” Emmett se fingió dolido “Que no lo hayas negado, creí que yo era tu favorito”
“No tengo favoritos Emmett” Esme le dio una gran sonrisa.
“Esa si es una buena respuesta” Emmett asintió.
Eso es mucho más de lo que merezco, y cualquier cosa que me des desequilibra aún más la balanza entre nosotros.
“Parece que Bella sufre de la misma estupidez que tú,” Se burló Rosalie hacia su hermano
“Pero eso te hace ver por qué a ella no le gusta que tú quieras darle regalos” Dijo Esme. “Quiero decir, siempre que no pueda darte nada por ella misma, y se vea a ustedes dos como iguales… bueno, eso podría poner las cosas en balance.
“Pero ella es…” Edward intentó defenderse
“Y también lo eres tú,” Esme le sonrió dejando fuera su comentario otra vez.
Edward procesó esta información un instante y después puso los ojos en blanco
—Es ridículo. Me estimas en mucho más de lo que valgo.
Mastiqué con calma. Sabía que si le decía que se pasaba de modesto no me haría caso.
"Y eso es por lo que son prefectos el uno para el otro," sonrió Alice. "Ambos están ciegos."
Su móvil sonó. Antes de abrirlo, miró el número.
—¿Qué pasa, Alice?
Mientras él escuchaba, yo esperé su reacción. De pronto me sentí muy nerviosa, pero a Edward no pareció sorprenderle lo que le contaba Alice, fuese lo que fuese, y se limitó a resoplar unas cuantas veces.
—Yo también lo creo —le dijo a su hermana mientras me miraba a los ojos enarcando una ceja en gesto de desaprobación—. Ha estado hablando en sueños.
Edward entrecerró los ojos, no le gustaba del todo escuchar eso. Al mismo tiempo Emmett sonrió, luciendo como que a él si le iba a gustar lo que pasaría a continuación.
Me sonrojé. ¿Qué se me había escapado ahora?
Edward me lanzó una mirada furiosa al cerrar el teléfono.
—¿Hay algo de lo que quieras hablar conmigo?
Reflexioné unos instantes. Dada la advertencia de Alice la noche anterior, era fácil suponer la razón de la llamada. Luego, recordé los sueños que había tenido durante el día, unos sueños agitados en los que corría detrás de Jasper, intentando seguirle entre el laberinto de árboles para llegar al claro donde sabía que encontraría a Edward. También a los monstruos que querían matarme, cierto, pero no me importaba porque ya había tomado mi decisión.
También era fácil suponer que Edward me había oído mientras hablaba dormida.
"Argh," gruñó Edward. "Ella quiere ir al claro."
Fruncí los labios por un momento, incapaz de aguantarle la mirada. Esperé.
—Me gusta la idea de Jasper —dije por fin.
Los ojos de Edward taladraron a su hermano. " Tenías que decir eso, ¿no es así?”
"Lo siento," suspiró Jasper. "Estaba en modo estratégico."
Edward emitió un gruñido.
—Quiero ayudar. Tengo que hacer algo —insistí.
—Ponerte en peligro no es ninguna ayuda.
—Jasper cree que sí. Y en esta área él es el experto.
Edward miró mal a su hermano.
"Basta," le dijo Alice enfadada. "No es su culpa."
La mirada de Edward se suavizo ligeramente
Edward me dirigió una mirada furibunda.
—No puedes impedírmelo —le amenacé—. No pienso esconderme en el bosque mientras todos ustedes se arriesgan por mí.
"Estará más segura si se oculta," Carlisle frunció el ceño, sabiendo que no era lo que querría hacer cuando ella era consciente de que todos los demás estaban peleando.
Casi se le escapó una sonrisa.
—Alice no te ve dentro del claro, Bella. Te ve extraviada y dando tumbos por la espesura. No serás capaz de encontrarnos. Sólo vas a conseguir que pierda más tiempo buscándote luego.
Emmett se carcajeó fuerte mientras que todos los demás sonrieron.
“Bella” susurró Edward tratando de no reírse.
“Tienes que dejar que ocurra” Emmett pidió juntando las manos.
“Si Alice vio eso, significa que se perderá tanto que ni los neófitos la encontraron” Emmett estaba con su sonrisa marca registrada “Es más, me ofrezco a buscarla después, me gustaría ver su cara cuando la encuentre horas después”
“No” Edward dijo tajantemente.
Traté de mantenerme tan fría como él.
—Eso es porque Alice no ha tenido en cuenta a Seth Clearwater —dije sin levantar la voz—. Y en todo caso, de haberlo hecho, no habría podido ver nada en absoluto, pero parece que Seth quiere estar allí tanto como yo. No será muy difícil convencerle para que me enseñe el camino.
"Buen plan. Solo cometiste un error," sonrió Jasper.
"Si, decirle a Edward," dijo Emmett. "No hay manera de que él permita que eso pase."
Edward pareció relajarse ante esa opinión; él se había puesto tenso cuando Bella empezó con su plan.
Un relámpago de ira recorrió su cara, pero enseguida respiró hondo y recuperó la compostura.
—Eso podría haber funcionado... si no me lo hubieras dicho. Ahora tendré que pedirle a Sam que le dé a Seth ciertas instrucciones. Aunque no quiera, Seth no puede negarse a acatar ese tipo de órdenes.
“Solo a Bella se le ocurre decirte sus planes” Emmett se rio.
Sin perder mi sonrisa apacible, le pregunté:
—¿Y por qué tendría que darle esas instrucciones? ¿Y si le digo a Sam que me conviene ir al claro? Apuesto a que prefiere hacerme un favor a mí que a ti.
Edward lucia realmente furioso y preocupado por eso.
 "Ella realmente es brillante,” murmuró Jasper.
"Si, tu no deberías subestimarla," sonrió Alice.
Edward tuvo que controlarse de nuevo para no perder la compostura.
—Tal vez tengas razón, pero seguro que Jacob está más que dispuesto a dar esas mismas instrucciones.
"¿Jacob?" se preguntaron casi todos.
“¿Cómo podría el chucho ser capaz de hacer eso?” preguntó Rosalie
“No lo sé,” Dijo pensativo Carlisle, mientras que Edward y Jasper se miraron.
“Podría tener algo que ver con… ¿con su herencia?” Carlisle dijo la última parte de la pregunta.
“Puede ser,” Edward sacudió su cabeza. “Su familia siempre se ha visto como los jefes de la tribu por generaciones… Eso debe darle ciertas ventajas.”
“Supongo que seguir leyendo es la mejor manera de averiguarlo,” meditó Carlisle y siguió leyendo, luciendo más entusiasmado que antes como cuando iba a aprender algo nuevo. Al parecer este libro había sido, por mucho, el más informativo para él.
Fruncí el ceño. — ¿Jacob?
—Jacob es el segundo al mando. ¿No te lo ha dicho nunca? Sus órdenes también han de ser obedecidas.
Me tenía pillada, y su sonrisa indicaba que lo sabía. Arrugué la frente. No dudaba de que Jacob se pondría de su parte, aunque sólo fuera por esta vez. Y además, Jacob nunca me había contado eso.
Edward se aprovechó de mi momento de vacilación, y prosiguió en un tono suave y conciliador:
—Anoche me asomé a la mente de la manada.
Carlisle no podía reprimir en su voz el júbilo que sentía, cuando leyó con emoción la siguiente parte.
Fue mucho mejor que una telenovela. No tenía ni idea de lo compleja que es la dinámica de una manada tan numerosa. Cada individuo tratando de resistirse a la psique colectiva... Es absolutamente fascinante.
"Eso podría ser interesante," dijo Edward. "La última vez solo había tres de ellos y efectivamente fue interesante… pero diez mentes entrelazadas como eso…”  
Le miré furiosa: era obvio que intentaba distraerme.
—Jacob te ha ocultado un montón de secretos —me dijo con una sonrisa sarcástica.
No le contesté, y me limité a mirarle con fijeza, aferrada a mi argumento y esperando un resquicio para utilizarlo.
"Por supuesto que lo hace," Edward sonrió y  Emmett rió fuertemente.
—Por ejemplo, ¿te fijaste anoche en el pequeño lobo gris?
Asentí con la barbilla rígida. Edward soltó una carcajada.
“Mi pequeña terca” se rio dispuesta a seguir escuchando que mas leía Carlisle.
—Se toman muy en serio todas sus leyendas. Pero resulta que hay cosas que no aparecen en ellas y para las que no están preparados.
Suspiré.
—Está bien, picaré el anzuelo. ¿A qué te refieres?
—Siempre han aceptado, sin cuestionarlo, que sólo los nietos directos del lobo original tienen el poder de transformarse.
— ¿Así que alguien que no es descendiente directo de ese lobo se ha transformado?
—No. Ella es descendiente directa, hasta ahí va bien.
"¿Una mujer lobo?" murmuró Carlisle. "Hm... Quizá descubrimos porque Leah también estaba aquella noche.”
"Eso lo explicaría," murmuró Edward. "Dudo que cualquier otra cosa pudiera mantenerla tan cerca de Sam y Emily.”
Pestañeé y abrí unos ojos como platos.
— ¡¿Ella?!
Edward asintió.
—Ella te conoce. Se llama Leah Clearwater.
— ¿Leah es una mujer lobo? —exclamé—. ¿Cómo? ¿Desde cuándo? ¿Por qué no me lo ha dicho Jacob?
—Hay cosas que no le está permitido compartir con nadie. Por ejemplo, cuántos son en realidad. Como te he dicho hace un momento, cuando Sam da una orden la manada no puede ignorarla. Jacob procura pensar en otras cosas cuando está cerca de mí, pero después de lo de anoche ya no tiene remedio.
"Eso fue muy ingenioso de ellos," dijo cautelosamente Jasper. "Ellos no dejarian que supiéramos cuantos miembros hay en la manada.”
—No puedo creerlo. ¡Leah Clearwater!
De pronto recordé a Jacob hablando de Leah y de Sam. Había reaccionado como si se hubiese ido de la lengua cuando mencionó que Sam tenía que mirar a Leah a la cara «todos los días» sabiendo que había roto sus promesas. También me acordé de Leah sobre el barranco, y de la lágrima que le brillaba en la mejilla cuando el Viejo Quil habló de la carga y el sacrificio que compartían los hijos de los quíleute. Pensé en Billy, que pasaba tanto tiempo con Sue porque ella tenía problemas con sus hijos. ¡Y el verdadero problema era que los dos se habían convertido en licántropos!
Nunca había pensado demasiado en Leah Clearwater; sólo para compadecer su pérdida cuando Harry murió. Más tarde, había vuelto a sentir lástima por ella cuando Jacob me contó su historia y me explicó cómo la extraña imprimación entre Sam y su prima Emily le había roto el corazón.
"Esa pobre niña," dijo Esme, "y ella tiene que escuchar sus pensamientos…”
"Eso debe ser terrible," Edward frunció el ceño.
Y ahora Leah formaba parte de la manada de Sam, compartía los pensamientos de él... y era incapaz de ocultar los suyos.
«Es algo que todos odiamos —me había dicho Jacob—. No tener privacidad ni secretos es atroz. Todo lo que te avergüenza queda expuesto para que todos lo vean».
—Pobre Leah —susurré.
Edward resopló.
"Tú no pareces tan simpático con ella en los libros," se rió Emmett.
—Les está haciendo la vida imposible a los demás. No estoy seguro de que merezca tu compasión.
—¿Qué quieres decir?
—Es bastante duro para ellos tener que compartir todos sus pensamientos. La mayoría intenta cooperar y hacer las cosas más fáciles. Pero basta con que un solo miembro sea malévolo de forma deliberada para que todos sufran.
"Bien, ella hace todo la razón para ser amargada," dijo Rosalie.
"Creo que te agrada esa loba," murmuró Edward apretando la boca.
"A MI NO ME AGRADA NINGUN CHUCHO," silbó Rosalie.
—Ella tiene razones de sobra —murmuré, aún de parte de Leah.
—Lo sé —me dijo—. El impulso de imprimación es de lo más extraño que he visto en mi vida, y mira que he visto cosas raras —sacudió la cabeza, perplejo—. Resulta imposible describir la forma en que Sam está ligado a su Emily. O mejor debería decir «su Sam». En realidad, él no tenía otra opción. Me recuerda a El sueño de una noche de verano y al caos que desatan los hechizos de amor de las hadas. Es una especie de magia —sonrió—. Casi tan fuerte como lo que yo siento por ti.
—Pobre Leah —dije de nuevo—. Pero ¿a qué te refieres con “malévolo”?
—Leah les recuerda constantemente cosas en las que ellos preferirían no pensar —me explicó—. Por ejemplo, a Embry.
— ¿Qué pasa con Embry? —le pregunté, sorprendida.
—Su madre se fue de la reserva de los makah hace diecisiete años, cuando estaba embarazada de él. Ella no es una quileute, y todo el mundo dio por hecho que había dejado a su padre con los makah. Pero después él se unió a la manada.
"Eso suena prometedor," sonrió Emmett.
— ¿Y?
—Que los principales candidatos a ser el padre de Embry son Quil Ateara sénior, Joshua Uley y Billy Black. Y todos ellos estaban casados en aquella época, por supuesto.
"Oh dios, Pero que terrible escándalo," se burló Emmett.
"Pobre niño," dijo Esme ignorando a su hijo.
—¡No! —dije, boquiabierta. Edward tenía razón: era igual que una telenovela.
—Ahora Sam, Jacob y Quil se preguntan cuál de ellos tiene un hermanastro. Todos quieren pensar que es Sam, ya que su viejo nunca fue un buen padre, pero ahí está la duda. Jacob nunca se ha atrevido a preguntarle a Billy sobre el asunto.
—¡Guau! ¿Cómo has averiguado tanto en una sola noche?
—La mente de la manada es algo hipnótico. Todos piensan juntos y por separado al mismo tiempo. ¡Hay tanto que leer...!
"Y a ti te gusta leer," rió Emmett.
Edward sonaba casi compungido, como quien ha tenido que soltar una buena novela justo antes del momento culminante. Me eché a reír.
—Sí, la manada resulta fascinante —coincidí—. Casi tanto como tú cuando intentas cambiar de tema.
"Bueno, Al menos tenemos interesantes conversaciones cuando eso sucede," Edward se encogió de hombros.
"Yo definitivamente las disfruto," dijo Carlisle.
Su expresión volvió a ser cortés: una perfecta cara de póquer.
—Tengo que ir a ese claro, Edward.
—No —dijo en tono concluyente.
Entonces se me ocurrió otro rumbo distinto.
No era tanto que yo tuviese que ir al claro como que tenía, que estar en el mismo lugar que Edward.
Eres cruel, me dije a mí misma. ¡Egoísta, egoísta, más que egoísta! ¡No se te ocurra hacer eso!
“Así que, Supongo que ella será la egoísta" dijo Emmett.
"Me pregunto qué es lo que va a hacer," dijo Edward.
Ignoré mis impulsos bondadosos, pero aun así fui incapaz de mirarle mientras hablaba. La culpa mantenía mis ojos clavados a la mesa.
—Mira, Edward —susurré—, la cuestión es ésta: ya me he vuelto loca una vez. Sé cuáles son mis límites. Y si me vuelves a dejar, no podré soportarlo.
Edward dejó de respirar y su cuerpo se tensó –mucho dolor cruzó por su rostro conforme él pensaba en lo que había hecho en el último libro.
“Auch” Emmett hizo una mueca. “No tienes salida hermano”.
Ni siquiera levanté la mirada para ver su reacción, temiendo comprobar el dolor que le estaba infligiendo. Oí que tomaba aire de repente, y luego siguió un silencio. Seguí mirando la madera oscura de la mesa, deseando ser capaz de retractarme de mis palabras. Pero sabía que probablemente no lo haría. Y menos si aquello funcionaba.
De pronto sus brazos me rodearon, y sus manos me acariciaron la cara y los brazos, Él me estaba consolando a mí. Mi culpa pasó a modo de torbellino, pero mi instinto de supervivencia era más fuerte, y no cabía duda de que Edward resultaba imprescindible para que yo sobreviviera.
"Entonces no está siendo egoísta," dijo Edward, con su voz distante al igual que sus ojos.
—Sabes que no es así, Bella —murmuró—. No estaré lejos, y pronto habrá acabado todo.
—No puedo —insistí, con la mirada aún fija en la mesa—. No soporto la idea de no saber si volverás o no. Por muy pronto que se acabe, no puedo vivir con eso.
Edward suspiró.
—Es un asunto sencillo, Bella. No hay razón para que tengas miedo.
—¿Seguro?
— Ninguna razón.
—¿A nadie le va a pasar nada?
—A nadie —me prometió.
—¿Así que no hay ninguna razón para que yo esté en ese claro?
 “¿A dónde va con esto?” preguntó Emmett
“Estoy seguro que lo sabremos,” dijo Carlisle, sin permitir a nadie suponer nada ya que sabía que Edward necesitaba la respuesta real a esto.
—Desde luego que no. Alice me ha dicho que tienen menos de diecinueve años. Los manejaremos sin problemas.
—Está bien. Me dijiste que era tan fácil que alguien podía quedarse fuera —repetí sus palabras de la noche anterior—. ¿Hablabas en serio?
"Quiere que te quedes con ella," sonrió Emmett. "Eso suena bien para mí."
"Mmm... Sin embargo Edward podría ser insoportable, -" Jasper hizo una mueca, "- disgustado por no tener la oportunidad de pelear.”
"¿Y qué?," Emmett se encogió de hombros, "De esa manera tendré a mas neófitos para pelear."
—Sí.
Estaba tan claro que no sé cómo no lo vio venir.
—Si es tan fácil —añadí—, ¿por qué no puedes quedarte fuera tú?
Rosalie tenía una dura mirada, todos ellos iban a pelear por proteger a la novia de su hermano, y ahora él ni siquiera estaría ahí, no importaba si la pelea era sencilla, no estaba bien que él no estuviera presente.
Tras un largo rato en silencio, me decidí a levantar la mirada para observar su expresión.
Había vuelto a poner cara de póquer.
Respiré hondo.
—Así que, una de dos: o es más peligroso de lo que quieres reconocerme, en cuyo caso será mejor que yo esté allí para ayudaros, o bien va a ser tan fácil que se las pueden arreglar sin ti. ¿Cuál de las dos opciones es la correcta?
No respondió.
Sabía en qué estaba pensando. En lo mismo que yo: Carlisle, Esme, Emmett, Rosalie, Jasper. Y... me obligué a pensar en el último nombre. Alice.
Edward suspiró y negó con la cabeza. Sus ojos parecían como si ahora él entendiera algo. “Probablemente no estoy pensando en ustedes después de todo”
"Si, él solo está haciendo un mohín porque se va a perder toda la diversión,” se burló Emmett.
¿Soy un monstruo?, me pregunté. No del tipo que el propio Edward creía ser, sino un monstruo de verdad, de los que dañan a la gente. Esa clase de monstruos que no conocen límites para conseguir lo que quieren.
"No, no lo eres cariño," dijo Esme tratando de consolar.
Lo que yo quería era que él estuviese a salvo conmigo. ¿Existía algún límite a lo que estaba dispuesta a hacer o a sacrificar por ese propósito? No estaba segura.
Rosalie entrecerró los ojos aun luciendo furiosa, pero con un brillo de comprensión.
"Ninguno de nosotros lo está," dijo Jasper, mirando significativamente a Alice. El haría cualquier cosa por su familia, pero Alice siempre estaría primero.
—¿Me estás pidiendo que deje que luchen sin mi ayuda? —me preguntó en voz baja.
—Sí —me sorprendía hablar en un tono tan ecuánime cuando en el fondo me sentía una miserable—. Eso, o que me dejes ir. Me da igual, siempre que estemos juntos.
Respiró hondo, y luego espiró el aire muy despacio. Me puso las manos a ambos lados de la cara, obligándome a aguantarle la mirada, y clavó sus ojos en los míos durante largo rato. Me pregunté qué buscaba en ellos y qué estaba encontrando, y si la culpa era tan palpable en mi rostro como en mi estómago, que se me había revuelto.
"Imagino que así sería," dijo Edward. "Nunca ha sido buena escondiendo sus emociones.”
Sus ojos lucharon por contener alguna emoción que no pude leer. Después apartó una mano de mi cara para sacar de nuevo el móvil.
—Alice —dijo, con un suspiro—. ¿Puedes venir un rato para hacer de canguro con Bella? —enarcó una ceja, desafiándome a ponerle pegas a lo de «canguro»—. Necesito hablar con Jasper.
No oí nada, pero era evidente que Alice aceptaba. Edward soltó el teléfono y volvió a mirarme a la cara.
—¿Qué vas a decirle a Jasper? —le pregunté.
—Voy a discutir... la posibilidad de que yo me quede fuera.
Edward frunció un poco el ceño ante esa mención, pero lucia seguro de que esa era la decisión correcta.
"Que mal Eddy," se carcajeó Emmett.
“Siendo sincero, no estoy muy molesto por eso,” dijo Edward. “Con lo que dijo Jasper el capítulo pasado, estoy muy satisfecho de que el Edward del libro estará con ella.
“Y realmente parece que ella te necesita,” dijo Esme. “Ella no tendría que lidiar con eso si no quiere.
Me fue fácil leer en su rostro lo difícil que le resultaba pronunciar aquellas palabras.
—Lo lamento.
Y era cierto. Odiaba obligarle a hacer esto, pero no tanto como para fingir una sonrisa y decirle que siguiera adelante sin mí. No; me sentía mal, pero no hasta tal punto.
—No te disculpes —me dijo, esbozando apenas una sonrisa—. Nunca temas decirme lo que sientes, Bella. Si eso es lo que necesitas... —se encogió de hombros—. Tú eres mi prioridad número uno.
—No me refería a eso. No se trata de que elijas entre tu familia o yo.
—Ya lo sé. Además, no es eso lo que me has pedido. Me has ofrecido las dos opciones que puedes soportar tú, y he escogido la que puedo soportar yo. Así es como se supone que funciona el compromiso.
Me incliné hacia delante y apoyé la frente contra su pecho.
—Gracias —le susurré.
—En cualquier momento —me respondió, dándome un beso en el pelo—. Cualquier cosa.
Nos quedamos un buen rato sin movernos. Mientras mantenía mi cara escondida contra su camisa, dos vocecillas luchaban en mi interior: la buena me decía que fuera valiente, y la mala le decía a la buena que cerrara el pico.
"Ah…esta escuchado voces de nuevo," ser burló Emmett.
"Porque está preocupada por nuestra familia," Esme frunció el ceño.
—¿Quién es la tercera esposa? —me preguntó de repente.
Edward gruño al recordarlo.
—¿Cómo? —me hice la tonta. No recordaba haber vuelto a tener ese sueño.
—Anoche murmuraste algo sobre «la tercera esposa». Lo demás tenía algo de sentido, pero con eso me perdí del todo.
—Ah, ya. Es una de las leyendas que escuché junto al fuego, la otra noche —me encogí de hombros—. Se me debió de quedar grabada.
"Genial," silbó Edward.
"Vamos Eddy sabias que pasaría," se rió Emmett.
"No me gusta que piense en eso... especialmente ahora," silbó Edward de nuevo.
Edward se apartó un poco de mí y ladeó la cabeza, tal vez confundido por el matiz ominoso de mi voz. Antes de que pudiera preguntar nada, Alice apareció en la puerta de la cocina con cara de pocos amigos.
—Te vas a perder la diversión —gruñó.
“Shh enana, es una buena noticia, no hace falta ser gruñona” se río Emmett.
—Hola, Alice —la saludó Edward.
Después me puso un dedo bajo la barbilla y me levantó la cara para darme un beso de despedida.
—Volveré esta misma noche —me prometió—. He de reunirme con los demás para solucionar este asunto y reorganizarlo todo.
—Vale.
—No hay mucho que reorganizar —dijo Alice—. Ya se lo he contado. Emmett está encantado.
"¡Por supuesto que lo estoy!" sonrió Emmett. "Apuesto a que asesino más neófitos que tú Jazz”
“Nunca podríamos saber las respuesta desde que se decidió que Bella no estaría ahí,” respondió Jasper
"Aww," se quejó Emmett.
Edward exhaló un suspiro.
—Ya me lo imagino.
Salió por la puerta y me dejó a solas con Alice.
Ella me miró echando chispas por los ojos.
—Lo siento —volví a disculparme—. ¿Crees que esto lo hará más peligroso para vosotros?
Alice soltó un bufido.
—Te preocupas demasiado, Bella. Te van a salir canas antes de tiempo.
"No le digas eso," dijo Edward.
"Dudo que ella se preocupara por su edad en estos momentos,” Alice rodó los ojos.
—Entonces, ¿por qué estás enfadada?
—Edward es un cascarrabias cuando no se sale con la suya. Me estoy imaginando cómo va a ser aguantarle durante los próximos meses —hizo una mueca—. Supongo que, si sirve para que mantengas la cordura, merece la pena, pero me gustaría que no fueras tan pesimista, Bella. Resulta innecesario.
—¿Dejarías que Jasper fuera sin ti? —le pregunté.
Alice hizo otro mohín.
—Eso es diferente.
"¿Lo es?" preguntó Esme. "Ellos están conectados tanto como ustedes..."
"Lo sé," dijo Alice. "Es difícil ver su punto de vista algunas veces.”
—Sí, claro.
—Ve a ducharte —me ordenó—. Charlie llegará a casa en quince minutos, y si te ve con esa pinta no creo que te deje salir otra vez.
Había perdido el día entero. ¡Qué desperdicio! Me alegraba saber que no siempre tendría que seguir malgastando mi tiempo de vida con horas de sueño.
Edward frunció el ceño, igual que todas las veces que su transformación era mencionada
Cuando Charlie llegó a casa yo estaba perfectamente presentable: me había vestido, me había arreglado el pelo y le estaba sirviendo la cena en la mesa de la cocina. Alice se sentó en el sitio habitual de Edward, lo cual pareció terminar de alegrarle el día.
Edward rodó los ojos mientras Alice sonreía.
—¡Hola, Alice! ¿Cómo estás, cariño?
—Muy bien, Charlie, gracias.
—Veo que por fin has decidido salir de la cama, dormilona —me dijo mientras me sentaba a su lado. Después se dirigió de nuevo a Alice—. Todo el mundo habla de la fiesta que dieron tus padres anoche. Supongo que aún no habréis terminado de recoger todo el lío.
Alice se encogió de hombros. Conociéndola, seguro que ya lo había hecho todo.
"Claro que lo he hecho," dijo Alice, rodando los ojos. "Estuvo hecho antes de que nos reuniéramos con los lobos.
—Mereció la pena —repuso ella—. Fue una fiesta genial.
—¿Dónde está Edward? — Preguntó Charlie, casi a regañadientes—. ¿Ayudando con la limpieza?
Ella suspiró con gesto trágico. Probablemente estaba fingiendo, pero lo hacía tan bien que no supe qué pensar.
"Oh, es una actuación," Alice sonrió.
“¿Por qué?” Jasper le pregunto extrañado.
Ella se encogió de hombros sonriendo enigmáticamente.
—No. Está con Emmett y Carlisle, haciendo planes para el fin de semana.
—¿Otra excursión?
Alice asintió, con rostro apesadumbrado.
—Sí, se van todos, menos yo. Siempre hacemos una marcha para celebrar el fin de curso, pero este año he decidido que me apetece más ir de compras que al campo. Ninguno de ellos quiere quedarse a acompañarme. Me han abandonado.
"Ah, pobre enanita," dijo Emmett dramáticamente, "Si solo pudieras alguien quedarse con ella.”
Alice hizo un puchero. Al verla tan desconsolada, Charlie se inclinó hacia ella y le tendió la mano sin pensarlo, buscando alguna forma de ayudarla. La miré con recelo, sin saber qué pretendía.
"Vamos Bella, es obvio," suspiró Alice.
"Exacto," rió Emmett.
—Alice, cariño, ¿por qué no te quedas con nosotros? — le ofreció Charlie—. No me gusta pensar que te vas a quedar sola en esa casa tan grande.
Ella suspiró. Algo me aplastó el pie bajo la mesa.
—¡Ay! —protesté.
Emmett se carcajeo a más no poder.
“Eso no era necesario” Edward le frunció el ceño a su hermana.
Charlie se volvió hacia mí.
—¿Qué pasa?
Alice me lanzó una mirada de frustración. Sin duda estaba pensando que esa noche yo andaba muy lenta de reflejos.
—Me he dado un golpe en un dedo —mascullé.
—Ah —Charlie volvió a mirar a Alice—. Bueno, ¿qué te parece?
Ella volvió a pisarme, pero esta vez no tan fuerte.
—Esto... —dije—, la verdad es que no tenemos mucho sitio, papá. No creo que a Alice le apetezca dormir en el suelo de mi habitación...
Charlie frunció los labios, y Alice volvió a poner gesto de desconsuelo.
—A lo mejor Bella puede irse contigo —sugirió Charlie—. Sólo hasta que vuelvan tus hermanos.
"¡Que brillante idea!" gritó Emmett y todo el mundo lo miró mal lo que solo lo hizo reír aún más fuerte.
—Oh, Bella, ¿no te importa? —me preguntó Alice, con una sonrisa radiante—. No te importa venir de compras conmigo, ¿verdad?
—Claro —asentí—. De compras. Genial.
—¿Cuándo se van los demás? —preguntó Charlie.
Alice hizo otra mueca.
—Mañana.
—¿Para cuándo me necesitas? —pregunté.
—Para después de cenar, supongo —respondió, y después se acarició la barbilla con gesto pensativo—. ¿Tienes algún plan para el sábado?
"No mucho, solo una batalla con un ejército de vampiros,” se carcajeó Emmett
Me apetece ir de compras a la ciudad, así que tendríamos que echar todo el día...
—A Seattle, no —dijo Charlie, frunciendo el ceño.
—No, claro que no —se apresuró a añadir Alice, aunque ambas sabíamos que el sábado Seattle sería una ciudad de lo más segura—. Estaba pensando, por ejemplo, en Olympia...
—Eso te gustará, Bella —dijo Charlie, aliviado—. ¡Ve con ella y hártate de ciudad!
—Sí, papá. Será genial.
En unas cuantas frases, Alice había conseguido despejar mi agenda para la batalla.
"Lo sé," dijo Alice sonriendo ampliamente. "Soy brillante"
Edward volvió poco después. No le sorprendió que Charlie le deseara un buen viaje y le aclaró que saldrían por la mañana temprano. Dio las buenas noches antes de lo habitual y Alice se marchó con él.
Poco después de que se fueran, me excusé.
—Pero no puedes estar cansada... —protestó Charlie.
—Sí, un poco —mentí.
—No me extraña que te guste escaparte de las fiestas —me dijo—. Con lo que te cuesta recuperarte...
Cuando llegué arriba, Edward yacía atravesado encima de mi cama.
—¿Cuándo vamos a reunimos con los lobos? —susurré al acercarme a él.
—Dentro de una hora.
—Eso está bien. Jake y sus amigos necesitan dormir un poco.
—No tanto como tú —señaló.
Cambié de tema, porque sospechaba que me iba a decir que me quedara en casa.
—¿Te ha dicho Alice que va a secuestrarme otra vez?
"Niñera y secuestradora... eso es lo que soy en este libro," Alice frunció el ceño.
Edward sonrió.
—En realidad no va a hacerlo.
Me quedé mirándole, y él se rió en voz baja ante mi cara de desconcierto.
—Soy el único que tiene permiso para retenerte como rehén, ¿lo recuerdas?—me dijo
"Ah, me gusta cómo suena eso," se rió Emmett, mirando sugestivamente a Edward con una sonrisa. “¿Qué es lo que piensas que vas a hacer Eddy?
"¡No eso!" siseó Edward.
—Alice se va de caza con el resto —suspiró—. Supongo que yo ahora ya no tengo por qué hacerlo.
—¿Así que eres tú quien va a secuestrarme?
Edward asintió.
Me lo imaginé durante unos instantes. Nada de tener a Charlie en el piso de abajo escuchando o subiendo a asomarse cada poco rato a mi cuarto. Ni tampoco una casa llena de vampiros insomnes con su aguzado y entrometido sentido del oído. Solos él y yo. Solos de verdad.
"Tal vez no soy el único que piensa de esa manera," Emmett sonrió ampliamente ante el inexistente rubor de Edward, pero que sin duda estaría ahí si pudiera”
—¿Te parece bien? —me preguntó, preocupado por mi silencio.
—Bueno... sí, salvo por una cosa.
—¿Qué cosa? —me preguntó, nervioso. Era increíble, pero por alguna razón aún parecía albergar dudas respecto a su control sobre mí. Quizá tenía que dejárselo más claro.
—¿Por qué no le ha dicho Alice a Charlie que os ibais esta noche? —pregunté.
“Alguien quiere asaltar la virtud de mi hermano” las cejas de Emmett no dejaban de bailar.
Edward se rió, aliviado.

Disfruté más del viaje al claro que la noche anterior. Seguía sintiéndome culpable y asustada, pero ya no estaba tan aterrorizada y podía desenvolverme.
"Entonces fue la decisión correcta," repitió Edward.
 Era capaz de ver más allá de lo que iba a pasar, y casi podía creer que las cosas tal vez saldrían bien. Al parecer, Edward no llevaba demasiado mal la idea de perderse esta pelea... lo cual me hacía más fácil aceptar sus palabras cuando decía que iba a ser pan comido: si él mismo no se lo creyera, no abandonaría a su familia.
"¿Qué es lo que habrías hecho si fuera un peligro mayor? " preguntó Emmett.
"No lo sé, ella no podría haber estado en el claro no importa si realmente fuera necesario" respondió Edward. "Pero claro, tampoco podría dejar que nada le pasara a ninguno de ustedes..."
Quizás Alice tenía razón y yo me preocupaba demasiado.
“Soy su voz de la razón” Alice sonrió.
“Además de su niñera y secuestradora” Emmett la molesto.
Al fin, llegamos al claro.
Jasper y Emmett ya estaban luchando; a juzgar por sus risas, era un simple calentamiento. Alice y Rosalie los observaban, repantigadas en el suelo. Mientras, a unos cuantos metros, Esme y Carlisle estaban charlando con las cabezas juntas y los dedos entrelazados, sin prestar atención a nada más.
“Aggh, mi mente” se quejo Emmett “No hay necesidad que nos muestren a nuestras padres muy cariñosos”
“Emmett” Esme lo regaño.
Esa noche había mucha más luz. La luna brillaba a través de un fino velo de nubes, y pude ver sin problemas a los tres lobos sentados al borde del cuadrilátero de prácticas, separados entre sí para observar la lucha desde diferentes ángulos.
También me resultó fácil distinguir a Jacob. Le habría reconocido de inmediato, aunque no hubiese levantado la cabeza al oír que nos acercábamos.
—¿Dónde están los demás lobos? —pregunté.
—No hace falta que vengan todos. Con uno bastaría para hacer el trabajo, pero Sam no se fiaba de nosotros tanto como para enviar sólo a Jacob, aunque éste quería hacerlo así. Quil y Embry son sus... Supongo que podrían llamarse sus copilotos habituales.
—Jacob confía en ti.
"Eso es un concepto extraño," dijo Edward.
"Él sabe que tú no le harías nada, mucho menos con Bella ahí,” dijo Carlisle “Sin embargo, espero que sea por algo más que eso.”
Edward asintió.
—Confía en que no intentaremos matarle. Eso es todo.
—¿Vas a participar esta noche? —pregunté, indecisa. Sabía que esto iba a resultar casi tan duro para él como lo habría sido para mí que me dejara atrás. Tal vez incluso más.
—Ayudaré a Jasper cuando lo necesite. Quiere ensayar con grupos desiguales y enseñarles cómo actuar contra múltiples atacantes.
"Definitivamente es una buena idea, pero con suerte no seriamos superados numéricamente por mucho,” dijo Jasper
Se encogió de hombros.
Y una nueva oleada de pánico hizo pedazos mi confianza, ya de por sí escasa.
Seguían siendo inferiores en número, y yo lo estaba empeorando aún más.
"Supongo que no fue buena idea decirle eso," suspiró Edward.
Me quedé mirando al campo de batalla, tratando de ocultar mis emociones.
No era el lugar más adecuado en el que posar la mirada, teniendo en cuenta que estaba intentando engañarme a mí misma y convencerme de que todo iba a salir bien y a la medida de mis necesidades. Porque cuando me obligué a apartar los ojos de los Cullen, de aquel combate de entrenamiento que en cuestión de días se convertiría en una batalla mortal, Jacob captó mi mirada y me sonrió.
Edward frunció el ceño.
Era la misma sonrisa lobuna de la noche anterior, y entrecerraba los ojos igual que lo hacía cuando era humano.
Me resultaba difícil creer que poco tiempo atrás los hombres lobo me daban miedo, y que había llegado a tener pesadillas con ellos.
Esta vez Edward hizo una mueca, y estaba claro que él había esperado que ella se siguiera sintiendo de esa manera acerca de ellos.
Supe, sin preguntarlo, quién de los otros dos era Embry y quién era Quil. Sin duda, el lobo gris, más delgado y con manchas oscuras en el lomo, que estaba sentado observándolo todo con paciencia se trataba de Embry; mientras que Quil, de pelaje color chocolate en el cuerpo y algo más claro en la cara, daba constantes respingos, como si estuviera deseando unirse a aquel combate amistoso. No eran monstruos, ni siquiera en esta situación. Eran mis amigos.
Unos amigos que no parecían ni mucho menos tan indestructibles como Emmett y Jasper
"Porque no lo son," dijo Emmett. "Ninguno es tan indestructible como nosotros."
Quienes se movían rápidos como cobras mientras la luna bañaba su piel de granito. Unos amigos que, por lo visto, no entendían el peligro que estaban corriendo. Unos amigos que seguían siendo en cierto modo mortales, que podían sangrar, que podían morir...
"Parece como si ella estuviera más preocupada por ellos," refunfuño Rosalie entrecerrando los ojos.
"Porque ellos son más frágiles," le aseguró Emmett
La confianza de Edward me tranquilizaba, ya que era evidente que no estaba preocupado por su familia, pero me pregunté si también se sentiría afectado en el caso de que los lobos sufrieran algún daño.
"Si," dijo Edward. "Porque eso te haría sentir herida y lo sé.”
"Deberías decirle que piensas que ellos también estarán bien,” lo animó Esme
"Yo no sé qué ella está preocupada por eso," Edward frunció el ceño.
Si esa posibilidad no le preocupaba, ¿había alguna razón para que estuviera nervioso? La confianza de Edward sólo servía para aplacar una parte de mis temores.
Intenté sonreír a Jacob y tragué saliva para deshacer el nudo que tenía en la garganta. Pero no sirvió de mucho.
Jacob se incorporó con una agilidad increíble en una criatura tan enorme y se acercó trotando hacia donde nos encontrábamos, al borde del claro.
—Hola, Jacob —saludó Edward con cortesía.
Jacob le ignoró y clavó sus ojos oscuros en mí. Bajó la cabeza hasta mi altura, como había hecho el día anterior, ladeó el hocico y dejó escapar un sordo gemido.
—Estoy bien —le respondí, sin esperar a la traducción de mi novio—. Sólo estoy preocupada.
Las cejas de Edward estaban realmente juntas.
“¿No te agrada el hecho de que ella pueda leer sus rostro tan bien?” bromeó Emmett. “Incluso ahora en su forma de lobo.”
“No, no me agrada,” admitió Edward
Jacob seguía mirándome.
—Quiere saber por qué estás preocupada —dijo Edward.
Jacob emitió un gruñido. No fue un sonido amenazante, sino de irritación. Edward contrajo los labios.
—¿Qué? —pregunté.
—Cree que mis traducciones dejan bastante que desear. Lo que ha dicho en realidad es: «Eso es una estupidez. ¿Por qué hay que preocuparse?». Le he corregido un poco porque me parecía una grosería.
"Es mucho mejor cuando no lo corriges," Emmett se burló.
Sonreí, pero sólo a medias, porque estaba demasiado nerviosa para divertirme.
—Hay muchos motivos para estar preocupada —le dije a Jacob—. Por ejemplo, que unos cuantos lobos estúpidos acaben malheridos.
Jacob se rió con un áspero ladrido.
Edward suspiró.
—Jasper quiere ayuda. ¿Puedes prescindir de mis servicios como traductor?
—Me las apañaré.
"Ya lo note," murmuró Edward con el ceño aún fruncido.
“Han tenido bastante tiempo para conocerse” Alice le dijo un poco frustrada “No veo porque te enojas cuando es una de las consecuencias del evento innombrable”.
Edward me dirigió una mirada melancólica, difícil de interpretar, y después me dio la espalda y se encaminó al lugar donde le esperaba Jasper.
Me senté en el mismo sitio en que me encontraba. El suelo estaba duro y frío.
Jacob también dio un paso hacia delante; después se volvió hacia mí y emitió un gemido bajo y gutural, mientras aventuraba otro paso.
—Adelante, ve tú —le dije—. No quiero verlo.
"¿Entonces porque estás ahí?" preguntó Edward.
"Porque ella quería estar contigo," respondió Esme, pero Edward aún seguía disgustado.
Jacob volvió a ladear la cabeza y, con un ronco suspiro, se acurrucó en el suelo a mi lado.
—En serio, vete —le animé.
No respondió, y se limitó a apoyar la cabeza sobre las garras.
Me quedé mirando las nubes plateadas; no quería ver la pelea. Ya tenía material de sobra para alimentar mi imaginación. Una brisa atravesó el claro, y me dio un escalofrío.
Jacob se acercó arrastrándose y apoyó su pelaje cálido contra mi costado izquierdo.
—Eh... Gracias —murmuré.
Pasado un rato, me recliné sobre su amplio hombro. Así estaba mucho más cómoda.
"Parece que realmente le gusta en su forma de lobo," se burló Emmett.
Las nubes desfilaban lentamente por el cielo, y sus gruesos jirones se iluminaban al pasar por delante de la luna y volvían a sumirse en sombras al dejarla atrás.
Distraída, me dediqué a pasar los dedos por el pelaje que recubría el cuello de Jacob. Su garganta retumbó con el mismo canturreo extraño que había escuchado el día anterior. Era un sonido casi hogareño, más áspero y salvaje que el ronroneo de un gato, pero que transmitía la misma sensación de comodidad.
—Nunca he tenido perro —dije—. Siempre he querido tener uno, pero Reneé les tiene repelús.
"Entonces… ¿Qué? ¿Es tu mascota ahora? "se carcajeó Emmett mientras que la frente de Edward se relajó un poco ante ese pensamiento pero no duró demasiado.
Jacob se rió, y su cuerpo se estremeció bajo mis dedos.
—¿No te preocupa lo del sábado? —le pregunté.
Volvió su enorme cabeza hacia mí, y pude ver cómo ponía los ojos en blanco.
—Me gustaría sentirme tan optimista como tú.
Jacob apoyó la cabeza en mi pierna y empezó a ronronear otra vez. Eso me hizo sentirme un poco mejor.
"Ella parece estar incluso más cerca de él en esta forma que cuando es humano,” Se rió Emmett. “Bella es una chica extraña.”
Edward inclinó la cabeza mientras sus ojos se entrecerraban. “Tienes un punto,” el murmuró para sí mismo, aunque, sin embargo, todos escucharon pero el continuó pensativo sobre alguna cosa.
—Así que mañana nos espera una buena caminata, supongo.
Jacob emitió un gruñido de entusiasmo.
—Puede ser un paseo largo —le advertí—. El concepto de distancia de Edward no es el mismo que el de una persona normal.
"No creo que los lobos sean una persona normal," sonrió Carlisle.
Jacob emitió otro ladrido a modo de risa.
Hundí más los dedos en su pelaje y apoyé mi cabeza en su cuello.
Era extraño. Aunque ahora Jake tenía forma de lobo, sentía que entre nosotros volvía a haber una relación más parecida a la de antes (una amistad tan sencilla y natural como el hecho de respirar) que las últimas veces que habíamos estado juntos y Jacob seguía siendo humano. Resultaba curioso descubrir de nuevo aquella sensación que creía haber perdido por culpa de su naturaleza de licántropo.
"¿A qué se refiere?" Jasper entrecerró los ojos.
"No lo sé," dijo Edward aun pensativo. "Pero no me gusta… parece que como si estuvieran conectados…”
"Ellos no están conectados de ninguna manera," dijo Alice.
"¿Que ocurre Alice?" preguntó Edward.
"No lo sé," dijo Alice, frunciendo el ceño y luciendo pensativa tal como Edward lo estaba. "Realmente no logro entender a los lobos del todo."
“No, parece que ellos siempre traen consigo cosas impredecibles.” Dijo Carlisle
“¿Entonces qué crees que está sucediendo aquí?” preguntó Edward
"No creo que podamos suponerlo ahora," dijo Carlisle. "No hay suficiente información,”
“¿Pero tú crees que algo está sucediendo?” preguntó Edward
"Tampoco lo sé," dijo Carlisle. "Solo parece raro como ella se expresa en la última oración,” él suspiró y empezó a leer de nuevo
En el claro seguían jugando a matarse, mientras yo me dedicaba a contemplar las nubes que pasaban sobre la luna.
"Es el final del capítulo," dijo Carlisle, pasándole el libro a Rosalie.



Hola *.* /
Un capitulo mas de Eclipse, y un capitulo menos para terminar, y pues el capitulo... tenemos a una Bella egoista, que novedad, jajajjajaja pero supongo que esta bien, me gusta cuando los personajes no se jactan de ser santos, por favor! nadie es santo, asi que le da un poco de realismo al personaje, (no así la infidelidad, carajo! eso NO). 


Por otro lado lo que me intereso de esto es como pintan a Leah de amargada apesar de que tiene sus razones, y vemos mas de ella en Amanecer, y me disgusta que no le hayan dado un fin a su personaje, ella tenía planeado de tomar cursos de control de la ira, creo... ¿Llego a hacerlo? ¿Encontro algun lobo para imprimarse? ¿Algun humano?



Muchas gracias a Maryfer VC por traducir este capitulo, apenas y corregí cositas :D


Nos leemos mas al rato en el siguiente capitulo.


Saludos


Cary0605





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9 comentarios:

Anónimo dijo...

Guau, como desde julio que no me podía pasar por tu blog, que sorpresa tan grata ver que tu solicitud de ayuda para las traducciones fue bien acogida, de esta forma pronto estaremos leyendo amanecer y por lo que vi, también la parte que escribió Meyer de Sol de media noche.

Gracias por no abandonar a pesar del tiempo y espero con ansias el nuevo capítulo.

Saludos desde Colombia,

Carol Rosalie Cullen

roCiio dijo...

Odio las interacciones con Jake -.- Aunque admito que me gusta la Bella egoísta, asi demuestra que de verdad quiere a Edward!!MAAAAAAS!!!El siguiente promete jajaja

Paulina dijo...

Esperando reir con las ocurrencias de emmett en el proximo capitulo, pobre edward

Tuky dijo...

El proximo capitulo sera muy interesante ojala lo subas pronto c:

Lorria dijo...

Eres una genia!!!! Gracias por el capítulo.... Aunque no es de mis preferidos pero buenooo me encanta leerte!!! Te escribo en el siguiente capítulo!!!

Anónimo dijo...

Ya sabía que Rosalie simpatizaría más con el rechazo que todo el mundo le hace a Leah, creo que en el fondo se identifica un poco con ella.

Además ahora Edward sabe a ciencia cierta el porqué Bella no quiere que él le haga ningún regalo, él es su mejor regalo del mundo y no quiere nada más que estar a su lado jejeje!!!, lo mismo piensa Edward de Bella, que ella le está regalando a un mosntruo como él su humanidad .... definitivamente son un par de tontos por pensar así y pues tal para cual.

Pero lo que a todos al parecer ha dejado con un mal sabor en los labios ha sido esa extraña "conexión" que al parecer hay entre Bella y Jake, de seguro que Edward debe de estarle rezando a todos los santos habidos y por haber que no signifique que la va a perder por el perrito grrrrrr!!!!.

SALESIA

Anónimo dijo...

Me pase por aquí y grata sorpresa que me lleve!! Bueno saber que casi acaba leyendo eclipse y pronto estaremos con leyendo amanecer que emocionn!!! Gracias por los cap y esperemos el siguiente c; no seguimos leyendo...
maria elena :)

Unknown dijo...

El siguiente capítulo es el que me dan muchas más ansias de leer supongo que también por la cantidad de burlas de parte de Emmett para Edward... Jaja.. Espero que lo subas pronto!!! Gracias por tomarte el tiempo para poner los capis y gracias también a Maryfer VC por traducir... Y bueno Ánimo!! Ya casi se acaba!!

Anónimo dijo...

Caryyy no tardes *-* me encanta leer las reaccioes de la familia y ya quiero que acabe este pronto para pasar a lo bueno !!!!!! AMANECER KYAAAAAAA!!!!!!!!!
Me muero por leer como reaccionaran ante papi edward y suegro edward

Saluditos luniita ;)